viernes, 14 de diciembre de 2012

Carmen Puch de Guemes.




MUERTE POR AMOR DE LA MUJER DE UN GUERRERO...
Carmen Puch de Guemes.

Carmen cambió. No solo perdió a su marido, a los pocos días pierde al pequeño Ignacio antes de cumplir un año de vida. Cortó su rubia cabellera, cubrió su rostro con un velo negro y eligió el rincón más oscuro de la habitación y se dejó morir. No se movió en ningún momento, no escuchó los ruegos de su padre ni de sus hermanos, d
e vez en cuando se incorporaba, el llanto cesaba y ella sostenía el velo con la mano derecha. Mostraba sus ojos vidriosos, besaba en la frente a sus pequeños mientras decía: “Chiquitos, cuídense, cuiden a su abuelo y honren la memoria de su padre”. Después volvía el velo, el llanto y el silencio. Carmen no sobrevivió, murió en el rincón donde lo había planeado sin planearlo. De dolor, de pena.

Encuentro

Rosario de la Frontera.
Talas, chañares y molles.
El solar de los Gorriti,
La casa de Los Horcones.
Los ojos de Carmen Puch,
Mirando desde la torre,
Son más azules ahora,
Tanto calcar horizontes.
Si le pregunta a la senda,
La senda no le responde.
Tampoco le dicen nada
Las aves que lo conocen.
¡Donde andará ese guerrero,
En que afanes y rigores!
Pero ya es tiempo, con todo,
De que a sus brazos retorne.
A veces oye el regreso
Ronco de su guardamote,
Y es, ay, el viento que juega
Con su ilusión en el bosque.
Y cuando ve su bandera
Que retorna hecha jirones,
Es, ay, el cielo que brilla
Entre las ramas inmóviles.
Don Juan Ignacio Gorriti
Trae la noticia una noche.
Si él ya no puede volver
Ella irá donde él se esconde.
Y comienza por cortarse
La cabellera de bronce.
Si él ya no ha de contemplarla
Para que la quiere entonces.
Igual que la luz al cirio
Deja que el amor la agote.
Siendo una flor vivió más
De lo que viven las flores.
Ya le cierran las pupilas,
Ya la bajan de la torre.
Va al encuentro del amado
Y solo ella sabe donde…
Julio Cesar Luzzatto

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